Bonito día de campo a escasos metros del centro

El sol se pone. Viene una noche que dura un montón de días. Pantalla a negro, cámara al cajón, chaqueta en el armario. Botas de barro seco sin camino. La araña teje su red, impasible, hilo a hilo, frotando las patitas en un baile extraño. Suelta el veneno, todo lo paraliza.

Tachar los números del calendario. Ataquines, Mojados, Santovenia, Viana, Villaverde, Urueña, Pedrajas, Montemayor, Nava del Rey, Serrada, Campaspero, Medina de Rioseco, Íscar, Tudela… Cancelado, suspendido, aplazado, carrera virtual, rodillo… joder, viene una noche que dura un montón de días.

No salga de su término municipal. Puede usted salir de su término municipal. Ahora se le permite parar y sentarse con los compañeros de fuga a tomar las cervezas del mediodía, con pincho, después de unos kilómetros por el campo. Cómo está el campo, ¿eh? Se nota que no hay tráfico y… Si quiere usted salir en bicicleta, hágalo solo o acompañado de la persona o personas con las que comparte, además, hogar. Nada de amigos, de momento. Espere, la curva marca un descenso, llame a la grupeta y recorran ustedes la provincia llenando de color y buen humor el paisaje. Vuelva a casa y no salga en 15 días. En diez días. Salga a pasear al perro imaginario de su desconcierto.

¡Ahivá qué ola! Se me ha bajado el bañador hasta las rodillas. Por suerte, no pasaba nadie en ese momento. A lo lejos otra ola, más grande. Me aparto, la arena me chamusca los pies. Vuelvo al agua y la ola me aplasta. Me despierto y estoy en un carril bici lleno de patinetes eléctricos y peatones que cruzan sin mirar. Creo que bajo al río Esgueva y navego dando pedales, porque el Esgueva se arrastra ínfimo en este época del año. Los patos me aplauden y la gente me tira migas de pan duro y patatas fritas rancias. La vegetación me abraza y susurra una canción terrorífica, de ritmo monocorde y, la verdad, sin mucha rima: Éramos felices y no lo sabíamos/De ésta saldremos mejores/Héroes sin capa se juegan la vida/Aplausos desde los balcones/Sirenas azules celebrarán tu próximo cumpleaños/Toneladas de papel higiénico por las tuberías.

Un de las pocas fotos decentes que hice ayer.

Las Contiendas

Se trataba, entonces, de esto. De «lidia, pelea, riña, batalla, disputa, discusión, debate». Sobre todo debate, porque ahora ya no hace falta que sepas de lo que estás hablando, siempre que lo digas más alto que tu compañero de mesa. Por fortuna, estas Contiendas son un parque grande a las afueras de Valladolid. Un prado en leve ascenso y dos lomas, una a cada lado. Pinos y caminos limpios y secos, hoy vamos a ver derrapes y frenadas. Alguna caída en la zona de los escalones. Sol implica más público, en realidad la mayoría de la gente que se mueve por aquí pertenece al grupo de familiares, amigos y asistentes de los ciclistas.

Hay un pequeño aparcamiento de bicicletas en la entrada. Pongo el candado y me llevo el sillín en la mochila, no me fío de nadie que no lleve casco y maillot. Desde cadete a Máster 50, con un intervalo de un minuto, van saliendo todas las categorías masculinas. Ya en la primera vuelta los máster engullen a los más jóvenes. Se ven adelantamientos temerarios («tienes unos güevos que no te caben en el maillot») mezclados con bajadas en extremo prudentes. Crujen los frenos, la rueda trasera se balancea. Dientes apretados en las subidas, mucho tráfico por caminos estrechos y polvorientos. Aplausos, instrucciones.

Las chicas

No alcanzo a escuchar si van a salir todas a la vez o por bloques. La participación es menor que en el caso de los chicos y no se producen tapones. Da la impresión de que todo fluye mejor, el grupo marcha mucho más estirado, hasta el pedaleo parece más cómodo. Ahora sí hay más gente animando, son los chicos que ya han acabado y público en general que sale a dar un paseo por el parque en mediodía.

La elite

Van más rápido, suben mejor y con más ritmo y no conocen a nadie. Leed el periódico y me contáis qué tal fue. Pongo el sillín, saludo a Justino y me voy. Engancho con el carril bici de la avenida de Salamanca. Algún ciclista y la policía cortando la calle a mi derecha. Bajo a Poniente, Fuente Dorada, ciclovía de 30 km/h (risas). Me pierdo entre tanta señal pintada en la carretera y acabo en el Esgueva, con los patos. La contienda continúa.

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