Cruz Roja Valladolid y la bicicleta mueven tu corazón

Debe ser por aquí. Parque Tecnológico de Boecillo de la rotonda de la segunda rotonda que sigue a las dos ambulancias de Cruz Roja. Una carpa blanca, una carpa azul para la entrega de dorsales, un par de vehículos todoterreno, algún turismo y muchos voluntarios. Un mapa detallado de la ruta con los puntos de evacuación en caso de accidente. Cada punto, con el nombre de la persona encargada de intervenir si fuera necesario. Todo parece preparado, una organización modélica a cargo de Cruz Roja, con la ayuda de la gente que pone en pie, cada año, el Desafío Canal de Castilla. Los voluntarios atienden a los ciclistas, reparten bolsas de corredor… todo en orden. Entonces aparece un elemento extraño que altera, son un par de minutos, el engranaje organizativo de esta II Marcha «Que el corazón mueva tus piernas».

El buen humor no faltó en la II Marcha «Que el corazón mueva tus piernas».

Andrés

El elemento extraño, al que a partir de ahora llamaremos sencillamente ‘Elemento’, comienza la sibilina maniobra que ha de llevarle, cruza los dedos, al tramo de ruta que ofrece las mejores oportunidades de éxito a su complicada misión: hacer unas fotos a los participantes en las que se vea bien el dorsal. Años de experiencia han afinado su instinto de supervivencia para encontrar, cuando todo parece perdido, una solución en forma de cara conocida. El afortunado ganador de este peculiar sorteo en el día de hoy responde al nombre de Andrés. Elemento compartió vehículo en la última marcha Más Cañada de Alaejos con este caballero. Andrés ha venido a echar una mano a sus compañeros en la ruta y no tarda en buscar destino para el fotógrafo impertinente: «Iván te lleva a Portillo».

Una buena mañana para mover las piernas, luce el sol y la temperatura es ideal, sin mucho viento. Rafa, de la peña ciclista de Campaspero, coincide en la fila de recogida de dorsales con Alfonso. La mera presencia en la salida del chaval de Laguna justifica estar hoy aquí. Adolfo ‘Gaseosa’ Gómez posa en la salida con Ignacio, sin café previo esta vez. El establecimiento expendedor de bebidas más cercano se halla, en un cálculo aproximado, a más de dos kilómetros. Desde Viana, los hermanos Aranzana, siempre joviales. Delante de todos, tres maillots negros del Desafío Canal de Castilla abren la marcha organizada por Cruz Roja.

Portillo

Uno de los responsables, Elemento sostiene que ha olvidado el cargo, de Cruz Roja Valladolid, define el objetivo de la marcha: iniciar en los hábitos de vida saludable al mayor número de personas posibles, mediante el uso de la bicicleta. No se aprecia en los participantes de hoy el más mínimo espíritu competitivo, si hacemos caso a sus declaraciones en la salida y a su actitud a lo largo de la mañana. Solo disfrutar, colaborar con la causa, dar un paseo, ver a los amigos, empezar a coger la bici de BTT, tratar de aguantar 50 km…

Dos factores llaman la atención durante el recorrido. El primero es la práctica ausencia de cintas de marca en los caminos, sustituidas por pequeñas flechas blancas pintadas. El segundo, más obvio, la gran cantidad de personas involucradas. Casi en cada cruce hay un voluntario de Cruz Roja. Hasta ‘Juanolas’ anda por ahí con su moto.

Alfonso se ha perdido

El avituallamiento situado frente al castillo de Portillo comienza a recibir corredores sobre las 11 de la mañana. Desde ahí se inicia la bajada a la carretera, atravesando la callejuela que forman los muros de la fortaleza. Pequeño tramo asfaltado con dos voluntarias controlando el escaso tráfico de domingo y vertiginoso descenso por pista ancha, blanca de canto suelto, con breve paso bajo los árboles de la cuneta. Subir, bajar, volver a subir, beber agua, foto, foto, foto.

Alfonso, 67 años, Cigales, se ha perdido. Detiene su bicicleta antes de alcanzar la carretera para relatar el suceso. Declara, con cierto disgusto, que lleva un número de dos cifras de kilómetros de más. Las compañías equivocadas, porque se unió a un grupo de ciclistas que no participaban en la prueba, lo han sacado de la ruta correcta en, podría ser, La Parrilla. Mientras relata la historia a su escaso público, en el rostro de Alfonso se percibe cierta vuelta a la tranquilidad y una idea que ha tomado forma en estos pocos minutos es por fin revelada: «No pasa nada, si conozco el camino. Adiós César».

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