Recuerdo y fiesta en la XI Tierra de Pinares de Pedrajas

«…where the grass is green and the girls are pretty»

–Tú eres el que viene a hacer fotos a la jungla, ¿no?

–El mismo.

–Vale, pues lo mejor es que vayas con Josito, que llegará ahora. Luego creo que tienen que estar en el castillo hasta el final.

–Me vale.

«it’s so easy, easy…»

–Eh, hola… tú eres… dos ruedas. Es que me parecía que eras tú. Soy Josito. Te llevo con mi compañero a la senda del río y luego ya nos vamos hacia el castillo de Íscar… pero tenemos que salir pitando de Pedrajas, éstos se plantan allí en un momento.

–No pasa nada, la salida no me interesa mucho…

«fear of the dark, fear of the daaaark»

–Hola, soy el compañero de Josito.

–¿Qué tal? ¿Nos vamos ya?

–Sí, porque la senda está solo a cuatro kilómetros de aquí.

–¿Cómo te llamas?

–Jose.

–Lo único es que también nos perdemos el…

…Manifiesto

Jesús Ángel se dirige a los casi 250 participantes para que no olviden. Hoy es un día para recordar a dos chicos de Pedrajas a los que les fue arrebatado el futuro. A los familiares de Sergio y Diego, que han luchado todos estos años para que se haga justicia. A los familiares de Jesús Negro de Paz, presentes hoy aquí en la figura de su hermano Goyo. Un día de verano en Pedrajas para recordar porqué estamos aquí.

La mayoría de los ciclistas ha venido en coche. Protección Civil de Zaratán, fotógrafos, la gente de http://www.runvasport.es , los participantes de la marcha a pie… todos en vehículo a motor. Jesús Ángel apela a esta doble condición para pedir responsabilidad y máxima concentración en la carretera a todos, a conductores y ciclistas. 

Respeto a los demás. Educación. Empatía… Verse, por un momento, en el lugar del otro. Bonitas palabras, vacías si no se transforman en hechos, en un cambio radical de conducta al volante.

La bajada

–Faltan dos kilómetros para llegar a la ermita de Sacedón con el carril bici –apunta Josito–. Mucha gente va andando por ahí, que no debería, pero… Mira, el cartel de la obra ya está puesto, otra cosa es cuándo van a empezar.

La entrada al sendero que avanza entre árboles y multitud de especies de arbustos, paralelo al Eresma, ofrece dos alternativas a los participantes de esta mañana en Pedrajas. Josito insiste, recomienda, casi obliga, a bajar por la derecha. La pendiente es suave y, sobre todo, limpia. La parte izquierda es una gran rodera que divide el camino en dos y hasta tres partes irregulares. Adivinad vosotros qué camino ha elegido, llantazo de la rueda delantera incluido, el hombre de Carbonero que ha venido a hacer un entrenamiento de calidad. Fran se mete en la espesura a un ritmo que, recién comenzada la prueba, aguantan Álvaro, Christian, Marchena, Félix…

Hay una escena de la película «El Padrino» en la que Fredo, el hijo mayor, acompaña a su padre a comprar naranjas. Cuando regresan con la fruta, bolsa de papel, hacia el coche, se produce un tiroteo. Fredo intenta responder, saca su pistola, pero el arma resbala entre sus manos, un malabar que resultaría cómico si no estuvieran acribillando a Don Vito. Algo parecido ha sucedido en la senda con la cámara de fotos. Nadie ha resultado herido y, por suerte, ningún ciclista de la cabeza de la prueba se ha detenido para ver el espectáculo, ocupados como estaban en sacarse los ojos unos a otros. Solamente se han quedado sin foto los diez primeros.

Pablo, la conexión asturiana del Club Ciclista Pedrajas

Pablo, la conexión asturiana del Club Ciclista Pedrajas.

La jungla

–Hemos rastrillado toda la senda, lo hemos acondicionado para que no hubiera ningún problema  para pasar –avisa Josito.

No puedo evitar cierta desilusión al bajar hacia el río. Permitidme la metáfora, ha sido como volver a ver al amigo jevi muchos años después. Ahora se peina, lleva el pelo corto y una americana a juego con la corbata. Afortunadamente, sigue siendo la misma persona, el mismo camino estrecho de tierra seca, con ortigas a los lados. Los árboles altos protegiendo de un calor que, a estas horas, todavía se conforma con ser amenaza. Y la gente pasando en hilera interminable. Caras de concentración o sonrisas, algún saludo, pocos sustos. Acaba enseguida, ya se marchan los ciclistas hacia terrenos mucho menos favorables.

El castillo

–Aquí ya hasta que pase el último. De la larga. –aclara Josito– Todavía les queda un hora o más, no hay prisa. Luego sacamos el agua. Toma una botella si quieres… pero ya sabes, en el monte no dejamos nada.

Josito no sabe explicar el significado de las líneas que atraviesan la ladera, a los pies del castillo de Íscar. Cuento seis, ocho trazados diferentes que se cruzan en uno o varios puntos, suben, bajan, rodean. Multitud de caminos muy estrechos que, en el caso de los ciclistas, desembocan en la carretera y la cruzan hacia el pinar. El paisaje invita a sentarse a la sombra y mirar, sin más. Durante casi tres horas pasan no más de diez vehículos a motor y un hombre a caballo. También ciclistas de carretera, solos o en grupo, subiendo y bajando la cuesta que lleva al castillo.

La cuesta del tiro al plato

Espero no equivocarme con el nombre. A lo lejos se divisa una subida interesante, a la sombra que dan los pinos que se cierran sobre la pista ancha. El primero en alcanzar este punto tiene que ser Fran Herrero. Ahí viene, subiendo a un ritmo que no pueden igualar sus perseguidores hoy en esta XI Marcha Tierra de Pinares de Pedrajas de San Esteban. Solo pregunta:

–¿Derecha?

–Derecha.

Álvaro, de Peñafiel, con el maillot de Respuestos Sáez. Christian «qué duro es esto» Villalba. Desde la altura se va haciendo cada vez más grande la figura de Jesús Marchena, que tiene algo que decir sobre el desarrollo de la marcha.

Reclamación de Jesús Marchena

–Cuando llegue a meta voy a hacer una reclamación a la organización, porque esto no puede ser. Estos jóvenes no respetan nada, es imposible seguirles el ritmo.

–Entonces no te digo cómo venía Fran…

–Pues mira como vengo yo…

Jesús ofrece una información que ya conocíamos vía móvil de Josito. Jorge Turrado ha «explotado», ha dejado de pedalear en una subida y no ha continuado. Javi Aguado está fuera de la prueba. Va a tener razón Marchena, estos jóvenes no respetan nada.

Jose ha tenido que subir, a pie y a unos 30 grados de temperatura, la cuesta por la que descienden los ciclistas para colocar una señalización que los participantes habían dejado inservible. Las piedras pintadas de rojo que indicaban el giro se han dado la vuelta al paso de las bicicletas y no cumplen su función, así que Jose aguanta al sol para indicar.

–El de Carbonero ha reventado la rueda en la última curva –informa Josito– antes de meta. Parece que ha entrado subido en el quad. Mira, ahí vienen los últimos, los del club. Voy recogiendo las botellas y los botes y nos vamos.

Subimos a rescatar a Jose. Vámonos a Pedrajas.

La fiesta

No recuerdo haber estado nunca en las fiestas de este pueblo, y menos por la mañana, pero me gusta imaginar que serán algo parecido a lo que tengo delante. La gran paella, a la sombra, con el arroz borboteante y el fuego. La larga hilera de gente en las terrazas, llenando los bares, sonriendo y charlando, tal vez haciendo nuevas amistades. Aquí está Goyo, me recuerda la aventura arborícola de hace tres años, me presenta a un amigo. Un poco más lejos me encuentro con Verónica, que hizo la ruta de los andarines. Entro al bar invitado por Alfonso. Entonces nos encontramos con Alberto y un compañero suyo (perdón por no recordar tu nombre) de Peñafiel. Aprovecho para preguntarle por Victoria, la sorpresa agradable de estos últimos meses de pruebas de BTT en la provincia. A pesar de mis continúas interrupciones, Alberto consigue hilar un discurso coherente:

–Es militar, tiene 27 años, pero lleva solo ocho meses con la bici. Le falta todavía técnica… pero se enfada mucho si, por ejemplo, tiene que poner el pie a tierra. La verdad es que va muy bien, entrena mucho. Salimos juntos con la bici en Valladolid, solo por caminos, por la zona de Simancas. El año que viene se quiere federar, para competir, ya sabes.

Alfonso, que se va a llevar el premio al más veterano por enésima vez, comenta cuánto le gusta la marcha de Dueñas. Este año, incluso, más senderos. Alberto ha participado una vez y tiene una visión diferente, tanto sendero termina por colapsarle. Y hablando de colapsos, por ahí asoma Fernando ‘Chapu’ Velasco. No puedo resistir la tentación de preguntarle por El Soplao de este año.

Ayudado por su compañero en larutamasfamosaymejordelaespañaconocida, Christian, ‘Chapu’ explica que, dos horas después de salir, vio que aquello era suficiente, que no merecía la pena quedarse sin manos. Lluvia y sobre todo frío, insiste Christian. ‘Chapu’ contaataca y ofrece un dato espeluznante: a pesar de tener sitio reservado en su cajón correspondiente, su espacio ya estaba ocupado cuando llegaron a Cabezón de la Sal. «Gente que se cuela, es culpa suya, pero la organización…», insiste el de Íscar, que ofrece una solución tajante para este ‘problema’. Tajante pero demasiado prolija para contarla ahora aquí. Estamos a muchos grados en Pedrajas, no a dos bajo cero en Cantabria.

Óscar

Gente de Olmedo me saluda, me abordan con un recuerdo que, en este momento, no acude mi mente. Ahí está Óscar. Hace mucho tiempo que no veo a este chaval. Lejos quedan las charlas en ‘La Oficina’, el bar de Íscar en el que se reunía (y espero que se siga reuniendo) con David y el resto de amigos de Íscarbike. Alaejos, la preparación para el Bajo Tiétar, su experiencia en esta exigente prueba. Hoy ha participado con su mujer en la marcha a pie. Tiene dos niñas pequeñas. Una de ellas se acerca y abraza sus rodillas, pero se niega («¡NO!») a hacerse una foto con su papá. No se me ocurre decirle a la niña que tengo muchas fotos de su padre en bicicleta. Tampoco que no me importa no volver a hacerle más fotos, si las razones son ella y su hermana.

 

 

 

 

 

 

 

 

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