Aparece Mayorga a la derecha. Giro en esa dirección y trato de distinguir algún cartel que diga «polideportivo». Solo veo «plaza mayor». Me hago a un lado en una calle para que me adelante la furgoneta. Se detiene a los pocos metros. En la plaza mayor. Como suele suceder, aparecen dos ciclistas y nos indican. A la izquierda y todo recto.
Viento
En Valladolid no hacía este frío. Me acerco al polideportivo, campo de fútbol al lado, de Mayorga. Luchando contra los elementos, un hombre trata de mantener en pie el arco publicitario. El viento sopla, si no con fuerza sí con insistencia. Me paro echar una mano durante lo que a mí se me hace una eternidad, aguantando la lona roja. Por fin se sujeta. Entro en el polideportivo, hablo con Carlos, «vas a ir con el coche del ayuntamiento», y en compañía de Rubén y Adolfo salgo a buscar un bar.
Café
Aumentamos el grupo a cinco y vamos en busca de algún establecimiento abierto a estas horas. Un paseo y la obligada consulta al paisano después, premio. Comentamos, entre bromas, las próximas citas importantes. Tilenus. Algún recuerdo de Guardo. La inevitable, por lo visto, coincidencia de fechas entre pruebas.
Conocidos
Aquí está Iván, hoy Leosil. Coque y su compañero de Burricos Bike. Luis, único representante del Peñafiel Team, con Pedro Posadas. Los hermanos De Frutos, Óscar. Ciclistas de Palencia y León. Sara Yusto. Estas pruebas necesitan más mujeres y más gente joven.
Sprint
Hoy el conductor se llama Francisco. Subimos en un flamante todoterreno gris, abriendo el paso por las calles del pueblo en este corto tramo controlado. Hay gente en la calle, algún madrugador se asoma al balcón cámara en mano. El grupo se estira más y más. Llegamos al punto de separación entre las diferentes distancias previstas en la ruta. Francisco pisa el acelerador.
Canutillos
En lo alto de la subida donde se dispone el arco que indica el sprint especial, el viento se deja notar. Aparecen los primeros ciclistas, tienen que ser los que están haciendo la versión corta de la ruta. Los minutos se hacen largos sin nadie en el horizonte de Tierra de Campos. Por fin aparece, más o menos sobre la hora prevista, el grupo de cabeza de la marcha larga. Los voluntarios tratan de distinguir de quién se trata. Un momento, parece que un corredor ha tomado ventaja, difícil aventurar un nombre con el sol dando de cara. Viene muy deprisa, se levanta del sillín. Solo lleva 20 km pedaleando, pero ahora recuerdo que hay un premio para el primero en pasar por este arco. Se acerca más. Rubén ‘Canutillos’ García en toda su contundencia.
Ventaja
El ciclista de Sobre Ruedas se hace con el lote de embutidos que, afortunadamente, le será entregado una vez complete la marcha. Toma una ventaja de unos 300 metros. Mira hacia atrás y decide que esta es su mañana. Se lanza por las anchas pistas de color marrón en solitario. Tras él, entre otros, Alfonso de Tudelabike, Carrasco, Juan de Frutos… hasta completar el resto de participantes.
Avituallamiento
Tras pasar al lado de grandes extensiones de campo dedicadas al ganado, de las que Francisco conoce dueño y extensión, y atravesar tramos de pinar municipal con espacios reservados para la recolección de setas y níscalos, llegamos al segundo avituallamiento. Más o menos, mitad de la marcha larga. Los perseguidores de Rubén no paran a beber ni a comer. Aparece Carrasco, que formaba parte de ese grupo, con avería. El de Tordesillas retorna a Mayorga como puede. Al final, parece que la cadena se ha partido. Adolfo tampoco ha tenido suerte: «Llevo dos pinchazos».
«Dame a mí la cámara y lleva tú la bici». ‘Pajarón’ de Luis, que trata de reponer fuerzas para lo que resta. Siguen pasando ciclistas, la mayoría para a beber o comer algo. Francisco me dice que continuamos hacia el pueblo.
Señales
Miro el cronómetro del arco de meta, algo más de tres horas. Los primeros en llegar limpian sus bicis. No se ha sufrido mucho con el barro, solo el viento le ha puesto dificultad a la marcha. Alguna confusión, puede que debida al viento, con la señalización. Siempre se aprende algo de cada marcha para poder mejorar en la próxima edición. Dejo a los corredores esperando las lentejas, me despido de Manuel y enfilo hacia el coche.
Viana
A mí lado han aparcado Orlando y su hermano. Duchados y perfumados, colocan sus bicis en la camioneta antes de volver al polideportivo. «Nosotros vamos a montar una marcha en Viana». En dos minutos, me desarrollan el recorrido. «Mucho sendero, subidas y bajadas». No recuerdo mucho más allá de «Puenteduero», pero espero poder saludar a esta pareja el día 16 de abril. Junto al río.