Bienvenido a la IV Marcha Villa de Rueda, señor Nieto

Sí, unos 700 km. Todo autovía, enganchas con la A3 en Madrid, pasas el tapón de Rivas y luego ya el campo de Cuenca, Albacete… Bastante tráfico, claro, sobre todo al llegar a la Comunidad Valenciana. Verdejo, pues no lo sé, a lo mejor es el nombre de un pájaro de allí, pero vino, no, no creo. Que alguna denominación habrá, no va a ser todo… horchata.

Buenos días, señor Nieto

Con su permiso, le voy contando un poco en qué consiste todo este tinglado. Ese arco de lona azul con el logotipo de http://runvasport.es marca la línea de llegada en el polideportivo de Rueda. A su alrededor, hombres y mujeres del mismo color colocan, retiran, indican, responden. La salida, como el año pasado, unos metros más allá, en las instalaciones de Bodegas Viore. 

Ese coche rojo lo conduce Agustín, un chaval del pueblo hábil con el volante. La pirotecnia tampoco se le resiste, así que se encarga de lanzar el cohete al cielo. A través del estruendo, cuatrocientas ruedas de anchos diversos atraviesan el cemento, primero, y la tierra dura, después, hacia los viñedos y las ramas de escarcha. El ritmo sostenido de los primeros metros anuncia la estampida. A la altura de Menade, Agustín pisa el acelerador. El grupo se estira para no volver a recogerse nunca más.

Me bajo aquí

Agustín no puede parar mucho rato porque va abriendo la marcha. Como el mosquito que pica y se va, bajan los fotógrafos del coche a disparar su veneno. Cinco, seis fotografías y hasta el siguiente cruce. Tiempo suficiente para ver a Marcos Álvarez, Marchena y compañía en cabeza. Cerca de Foncastín se distingue un grupo de voluntarios con coche. También un paisaje que promete, algún sube y baja con hielo alrededor. Además, es un punto por el que los ciclistas pasan dos veces en poco tiempo. Con su permiso, me bajo aquí, señor Nieto.

Toboganes

Ya sabe usted, señor Nieto, que esta no es una zona con cuestas importantes. Hay que buscar por los caminos alguna subida, incluir en el trazado senderos que giren y giren entre los pinos. Aquí nos encontramos con un buen ejemplo. Tras la loma se oculta el pueblo de Foncastín, avituallamiento de esta IV Marcha Villa de Rueda. A la derecha, una bajada suave, subida corta pero dura y bajada con rampa para volar unos metros. Gritos de júbilo de los más avezados, paciencia y precaución en otros casos. 

En el tramo que une este sendero con la pista ancha y llana se ubica Mario con su cámara. Es un buen sitio. Para no hacer un montón de fotos iguales, avanzo camino adentro buscando los rayos del sol. La marcha se ha partido en multitud de pequeños grupos, no es mala la compañía para el llano que viene. Apenas sopla el viento y la temperatura sube poco a poco. 

El grupo de cabeza nos rebasa a toda velocidad, cuestión de ritmo y piernas. 

Rueda

Por sorprendente que parezca, se escucha el rugido de las motocicletas desde aquí, a cuatro kilómetros de la carretera que conduce a la concentración de Valladolid. José Manuel (¿o era José Antonio?) explica que es el viento el que trae ese sonido. Ahora, el voluntario llama al coche de Agustín para saber dónde llega la cabeza de la prueba. Unos quince minutos después, decide que es buena idea volver a Rueda. Unas fotos en la meta, para variar. 

Hablar con la gente

El termómetro del coche marca cuatro grados positivos, eso son ocho más que hace apenas dos horas. Por la cuesta de cemento que conduce al arco de llegada aparecen tres ciclistas. Negro y rojo. Usted los conoce mejor que yo, señor Nieto. Un hombre con gafas de sol me pregunta y soy incapaz de decir de quién se trata, pero uno de ellos lleva el chip del dorsal en la boca. Tengo que esperar unos metros, tras la línea de meta, para saludar a Jesús Marchena y sus compañeros de viaje, su amigo Tapo y Javier, el primero en cruzar. Alrededor de los tres se van juntando más participantes, comentando las anécdotas de la marcha. Pinchazos, caídas, tengo las manos heladas, yo te he pasado en esa cuesta pero luego me habéis pillado en el llano, os dije que no iba a disputar…

Fernando Reoyo viene, como suele decirse, dando cera dentro del que debe ser el segundo grupo en llegar. Al salir de la pista de tierra que enlaza, amplia curva, con el camino de cemento que lleva al casco urbano, la velocidad lo empuja contra la cinta de plástico blanco y rojo. Salva el error con cierta fortuna, pero pierde contacto con sus compañeros. Se deja algún minuto en la cuneta y vuelve sobre sus pasos, buscando los colores de su club un poco más atrás. Ahí aparece su hermano David y más gente de Medina del Campo.

Hay que reconocer, señor Nieto, que esta marcha tiene tirón más allá de la provincia de Valladolid. Un joven ciclista, negro y verde, explica que ha venido desde Donosti. La sorpresa que se dibuja en mi cara le anima a explicar que, sin conocer la zona, ha venido con su aita porque en Euskadi, ahora, estará lloviendo. Les hago una foto a los dos, subiendo la última cuesta de la jornada. Un padre y su hijo dando pedales juntos, yo no veo, en ese momento, nada más. Tras la imagen imagino una historia que, seguramente, nunca pueda contar. Una historia que no se resume en una frase o un comentario de unas pocas líneas.

«Deja de fumar, que es malo», dice Fernando. Le doy la razón y escucho. Carrasco siempre parece tranquilo, como si acabara de llegar de casa y sus piernas no notaran el esfuerzo. Veterano, explica que ya en la salida observó que había «mucho galgo» entre los participantes. Se refiere a la cantidad de gente nueva que suele venir a esta marcha. Gente con preparación, ciclistas que entrenan muchas horas. No puedo evitar el recuerdo, hace un año, del rodillo zumbando a las puertas de Viore.

Me interesa más la gente que viene a pasarlo bien, como Mario, el responsable del canal de Youtube «Chocofuego»: https://www.youtube.com/user/mariosfportillo , donde, entre videos de marchas y carreras a pie, te dicen como fabricar una fixie en 20 minutos. Garikoitz está buscando a Mario, que va a tomarse unas cañas con Charly y Coque, Burricos Bike al completo. Si esperan un poco, pueden acompañar a María, Reyes y el resto de las chicas, comentar la jugada con los rancios de Nava del Rey y prometer, o no, su presencia en la marcha allá por el 9 de junio. 

Hablo ahora con Jose, que ha venido desde Madrigal, en Ávila. Piensa volver el año que viene, le han encantado el recorrido y los cambios de ritmo. De repente, suena como un trueno la voz de Rusky. Con su permiso, señor Nieto, le dedico el último epígrafe.

Rusky al extremo

Torrevieja está lejos de aquí. Ucrania, directamente, está en otro planeta. Hace un año que Rusky bajó de su platillo volante y se encontró con usted, señor Nieto, en un avituallamiento de la Costa Blanca Bike Race. Con gente de Andalucía, Extremadura, La Mancha o Valencia montan el Kenza ULB Racing Team, para competir en ultra maratones de BTT. Por ahí se cuela Sonia, campeona valenciana de máster 30. Por ahí se escapa el corazón de Borja Nieto, camino del levante, hacia los amaneceres rojos de la canción. 

Ласкаво просимо, Borja. 

Benvingut, Borja. Hasta otra. Hasta siempre.

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