Los múltiples sombreros de la justicia

El martes 19 comienza, a las 9:10 h de la mañana, la tercera vista del juicio por el atropello a Jesús y Aitor. Más de tres años después de aquella tarde, llamar ahora justicia a esto es, precisamente, injusto. 

Injusto para las víctimas. Injusto para las familias, para los amigos y para todo el colectivo ciclista. 

Ojalá el miércoles pueda escribirse la última página de esta larga batalla judicial. Una lucha que ha llevado a la familia de Jesús «a una tortura y tensión insostenibles», en palabras de su hermano Goyo. Ahí continúan, junto al resto de familiares de víctimas de accidentes de tráfico, junto a Anna González y otros compañeros, apoyándose mutuamente. Hubo días oscuros, otros salió un poco el sol, se cambió la legislación, se endurecieron las penas… Que le hablen a estas familias sobre lo que es la pena.

Los sombreros de la justicia

El día de la primera vista del juicio, la pantalla de la videoconferencia es una pared de cemento armado gris, las palabras salen rebotadas contra el que las pronuncia. De repente, Portugal se separa de la península y hace un viaje sideral hacia algún universo remoto. Solo en una esquina se adivina, a lo lejos, un sombrero. Abogados con chistera, se escucha al acusado pero no se le ve. Problemas técnicos, al parecer habituales en este tipo de conexiones. Juicio suspendido. El abogado se ajusta el sombrero. Que pase el siguiente.

El día de la segunda vista del juicio, no aparece el intérprete. El hecho de que el acusado hable y entienda el castellano no resulta relevante, no cuenta. Segundo sombrero. En esta ocasión, la defensa se coloca una chistera de cartón y argumenta «error de procedimiento» porque el acusado no estuvo presente en la declaración de los testigos. La Audiencia Provincial coge el sombrero y lo destroza. El abogado junta los jirones de cartón y los guarda en su maletín, al tiempo que consulta su reloj.

El martes es el día después de muchos días. La familia de Jesús solo pide a los ciclistas que acompañen, a la puerta de los juzgados de la calle Angustias de Valladolid. Seguro que Aitor, aunque no lo diga, también querría ver bicicletas apoyadas en la pared. Es un día de trabajo para la mayoría pero, si vas en bici, acércate a las nueve a los juzgados. Antes de salir a entrenar, si no trabajas hoy o tienes turno de tarde. Si vas a salir con los compañeros a dar pedales, queda allí con ellos. Nos vemos el martes.

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