Mañana de aprendiz en la II Marcha Homenaje a ‘Mirinda’

El tramo de carretera que lleva, salvada la ronda interior, de Valladolid a Santovenia, marca un límite de velocidad de 50 km/h. Que levante la mano el conductor que, en algún momento, no haya llegado a, por ejemplo, los 70. Esta mañana me han adelantado en ese tramo. También a algún ciclista. A lo lejos resulta difícil calcular un metro y medio. Cuando faltaban unos 100 metros para alcanzar la rotonda de acceso al pueblo, me he colocado detrás de una bicicleta. Un participante de esta II Marcha Homenaje a ‘Mirinda’. Señaliza con el brazo su próximo movimiento. Entra en la rotonda. Vuelve a indicarme. Me mantengo a una distancia que considero más cómoda para ambos. No voy a adelantar al ciclista. 

Iván no ha madrugado

Imaginad la foto. Tres generaciones de ciclistas en una imagen. Abuelo, padre y nieto, maillots idénticos, la imagen resumen de la mañana antes incluso de dar la salida… «Hoy no me he levantado tan pronto», declarará después, despreocupado, el pequeño de los Estévez. A cambio, Jorge me enseña, mientras van llegando los participantes, una foto del niño con su compañero Christian, de La Victoria Biker. La escuela ciclista también está presente hoy en Santovenia. Por aquí aparecen, entre otros, Jimena de Roa y su padre.

Hombres de verde

Media hora de retraso. Un accidente ha mantenido ocupados a los dos motoristas de la Guardia Civil encargados de la marcha. Algo más de las 9:30 h y se da la salida. Unos 100 ciclistas, más que aceptable participación. Me subo en el coche del señor encargado de la seguridad y coordinador de la prueba, Carlos Pascual. Comienza un curso de 120 km de duración sobre ciclismo en el que se intercala su propia historia como deportista, su estancia en Euskadi, el papel de la Federación y el futuro de las marchas de BTT, el ciclocross y el rallye en Castilla y León. 

Pelotón agrupado

Tengo un montón de fotografías de marchas de BTT. Entre otros factores, porque en la mayoría solo aparece la figura de un ciclista y paisaje. Un solo ciclista. El siguiente, por lo general, llega pocos minutos después, puede que menos. Desde que veo al primero, transcurren, casi siempre e independientemente de la dureza del recorrido, unos 90 minutos hasta que el hombre de la moto o el ciclista que viene cerrando me avisa de que «ya no quedan más». Hoy, en la II Marcha Homenaje a ‘Mirinda’, muchas cosas eran nuevas para mí. Primera ‘sorpresa’, comprobar que estaba siguiendo una marcha, esta vez de verdad, no competitiva. Exceptuando un pequeño grupo que no atendió a más razón que la suya y decidió acortar el camino, el resto de participantes se ha mantenido en grupo compacto durante toda la marcha. Algún descolgado, cuestión de la forma de cada uno, pero a pocos minutos del resto. 

Parada en Dueñas

Avería en la motocicleta de uno de los guardias civiles, que obliga a detener la marcha. Nos adelantamos hasta Villerías, donde nos reciben con música de dulzaina y tamboril. Atajando siempre para no coincidir con los ciclistas, entramos en Valdenebro. Pequeño repecho que conduce al avituallamiento. Todos juntos, alguno que se adelanta, hacia Cigales. Siempre nublado, siempre una temperatura ideal para la práctica de este deporte. Ya en Santovenia, hora de vermut. Gente en la terraza del bar esperando a los ciclistas. Aplausos. Gritos de ánimo. Edelmiro, acompañado de los chicos de La Victoria Biker, regresa al Parque de El Remuel. El martes volverá a la carretera con sus amigos.

Elogio de lo viejo

Hace un siglo, antes de la llegada de lo ‘políticamente correcto’, se decía de la gente mayor de una determinada edad que era ‘vieja’. Aunque, no me gusta dar lecciones a nadie, en esa época se respetaba más al abuelo. Hoy, en la II Marcha Homenaje a ‘Mirinda’, muchos de los participantes rondaban o superaban los 60 años. Por supuesto que me baso en una mera impresión visual (que me ha parecido a mí, vaya, no les he preguntado la edad). Eran fáciles de identificar, más allá de las arrugas o el pelo blanco. Eran los que llevaban la sonrisa más grande, los que más han disfrutado dando pedales con sus amigos. Mañana, cuando tengas que adelantar a alguno en la carretera, espera un minuto. Un minuto, lo que has empleado en leer este texto. Sepárate, colócate en el otro carril, atento, aunque por aquí pasan muy pocos coches un lunes por la mañana. Baja la ventanilla del copiloto y saluda. Muestra respeto por este viejo ciclista.

 

 

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